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24/2/16

La más "fashion" de la guardería

bolsitas-desayuno-merienda


Hola, Finuc@s!

Que las niñas son presumidas, eso ya no lo discute nadie, pero que ya en la guardería tengan que llevar la mochila conjuntada con la bolsa del desayuno y la de la merienda... eso es ya de matrícula de honor en coquetería!  Y de eso tenemos mucha culpa las madres, porque cuando nos toca una niña coqueta, se nos cae la baba conjuntando toda su ropa y todos sus accesorios.



Esto fue lo que pasó con Enara, para la que su mamá me encargó una mochila de guardería en tonos beige y marrón, y que cuando llegó a sus manos, a la peque le faltó tiempo para estrenarla y presumir, delante de sus compañer@s de guarde, de que le habían personalizado una mochila súper chula...

Cuando me lo contó Rut, su mamá, la verdad es que no me extrañó demasiado, porque yo de pequeña era igual (lo sido siendo, creo yo...).  Yo no había llegado a casa cuando ya estaba sacando la ropa o los zapatos que me acaba de comprar y les estaba haciendo pases de modelos a todo el mundo.

A decir verdad... y esto que quede aquí entre nosotr@s, yo hacía pases de trajes de flamenca hasta en diciembre, en mi casa, claro.  Cada vez que venía alguien de visita le decía "yo tengo un traje de flamenca ¿lo quieres ver?", y quisiera o no quisiera, allá que salía la Fina por el pasillo con todos los bártulos puestos!  Y se podía ver a mi madre con flechas en los ojos diciendo "venga, guárdalo, que a lo mejor no lo quieren ver..."  Y yo muy convencida de que sí, sí lo querían ver!!!

Pero éstas son anécdotas de mi vida que no vienen a cuento ahora (ay, que parezco una famosaaaa), yo no sé por qué se me ha ido la pinza contando esto...  A lo que vamos!


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Para los peques de tan corta edad, que empiezan a ir a clase por primera vez, es muy importante reconocer su nombre en todas sus cosas, porque les facilita el aprendizaje de las primeras letras y lo hacen de una forma que es casi un juego.  Yo recuerdo que mi hijo mayor no sabía hablar y ya repartía todos los materiales de los compañeros de clase, cuando entraban al aula a primera hora, porque reconocía perfectamente los nombres escritos de todos, y hasta diferenciaba dos muy parecidos si uno se escribía con Y y el otro con I.  Esto... párate, Finita, que ya te has ido otra vez por los cerros de Úbeda.

A lo que iba, que me disperso: a los pocos días de recibir la mochila, Rut se puso en contacto otra vez conmigo para encargarme dos bolsitas para el desayuno y la merienda de la niña, y que, además, cupiesen bien dentro de la mochila.  Estas bolsas son las  que ya he confeccionado otras veces para guardar algunos pañales y las toallitas de paseo, y vienen perfectas para guardar desayuno y merienda también.  Se podría decir que se les puede dar más de un uso, según como se personalicen: está claro que si les pones "pañales" no las vas a poder usar para la merienda, pero si se personalizan con el nombre sirven para todo, a medida que vayan creciendo.  En este caso, cada una tiene un uso bien definido.


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Rut me insistió mucho en que las bolsas se diferenciaran bien, para que la niña supiera qué bolsa tenía que usar en cada momento, aunque quería que le confeccionase las dos con la tela de lunares de la mochila.  Se dio la circunstancia (oh, fatalidad) de que la tela de lunares marrones que había usado para la mochila se me estaba acabando y no la encontraba igual, así que opté por combinar las dos bolsitas a contraste, usando los colores y estampados de la mochila, que, por dentro, va forrada con cuadros vichy en rosa.  Ya me gustaría a mí tener un armario "sin fondo" en el que hubiese metros y metros de todas las telas que uso, pero como no es así, y parece que la casualidad quiere que todo el mundo se enamore siempre de los mismos estampados, yo intento aprovecharlas al máximo, pero cuando se acaban... se acabó, y hay que tirar de imaginación para salir del paso.


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Al final, tanto Rut como yo, coincidimos en que la "solución" que busqué para aprovechar la tela había resultado mejor que hacer las dos bolsitas iguales y sólo cambiarles el nombre, porque así la chiquilla las puede distinguir más fácilmente (por el color) y el conjunto queda más armonioso.  Además, la combinación de rosa y marrón chocolate queda muy "dulce" (nunca mejor dicho).

Espero que también os guste a vosotr@s el resultado, porque ya os digo que Rut y Enara están encantadas y estoy segura de que seguiremos manteniendo el contacto para otras ocasiones.  Y, cómo no,  espero que os haya gustado el post, anécdotas personales gratuitas incluídas, pero es que yo soy así: escribo igual que hablo, o sea, de todo, aunque no tenga que ver.

Y también espero que vuestra semana esté siendo más tranquila que la mía, que vuelve a estar llena de costura, pespuntes y encargos por entregar.  Así que os mando millones de besos y os doy las gracias por estar ahí.  Chao!



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