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16/3/17

La acera

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Hola, Finuc@s!

Hoy vengo a contaros la historia de "un amor a primera vista" provocado por otro amor, el que siento por mi ciudad natal, Barcelona.  Lo cierto es que no hace falta que seas de BCN para que te enamores de ella a primera vista, porque todo el que llega allí, ya sea de viaje o para quedarse a vivir, acaba sucumbiendo a su belleza arquitectónica y a los miles de detalles de diseño que te encuentras en cada esquina.  Uno de esos detalles es la "rosa de Barcelona" o "panot de flor", la baldosa más representativa de la ciudad, todo un símbolo para los barceloneses que las han pisado durante años y las siguen pisando por las calles del Eixample.  Y ése es el icono que decora este bolso que véis en el post.

Esta baldosa o "panot" es tan representativa y tan característica, tan reconocible, que el día que vi a través de Instagram que estaba estampada en una tela (que no es una tela en realidad, ya veréis), los ojos empezaron a hacerme chiribitas y me dije "tengo que conseguirla sí o sí", y me lancé a buscarla como las locas.  No sé si lo sabréis, pero a cuando a la Fina se le mete algo en la cabeza...



La búsqueda surtió buen efecto, y pude contactar con una empresa de Argentona (Barcelona), muy cerquita de donde estuve viviendo durante años (qué casualidades tiene la vida, no?), llamada HULESHOP, que se dedica a la venta de productos para la decoración del hogar, especialmente hules.  ¿Cómo?  Sí, sí, hules plastificados para ponerlos como mantel en la mesa, ¿quién no tiene uno en casa?  Pues bien, esta empresa comercializa hules de muchos tipos y estampados, y entre ellos está este diseño, "La acera", que reproduce fielmente y a tamaño real las baldosas hidráulicas más características del centro de Barcelona, el "panot de flor" (baldosa de flor en catalán). Aviso: este post no está patrocinado ni nada, ellos ni saben que lo estoy escribiendo, pero os tengo que decir que me atendieron fabulosamente, sobre todo teniendo en cuenta lo solicitada que estaba la tela...

Vamos con un poquito de historia.  A principios del siglo XX los problemas de urbanismo en el Eixample de Barcelona, un barrio que empezaba a crecer rápidamente, eran bastante graves.  El barro acumulado en las calles y la circulación de los carruajes hacía que el transitar por las aceras fuera bastante caótico, la verdad.  En aquella época, el ayuntamiento proporcionaba materiales a cada vecino para que ellos mismos construyesen un pavimento de unos dos metros y medio por delante de cada casa, con lo cual aquello debía de ser "la marimorena", cada uno de una manera y colocado como Dios le daba a entender, sin orden ni concierto...  Ese problema se solucionó con la llegada del "panot", que vino a uniformar todo el pavimento de la ciudad y a solucionar muchos problemas de mantenimiento.


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Parece ser que la autoría de este diseño corresponde a Josep Puig i Cadafalch, que en 1900 utilizó este dibujo para decorar las baldosas de la entrada de carruajes de la Casa Amatller en el Passeig de Gràcia, y que intentó simular la flor del almendro, que viene a coincidir fonéticamente con el apellido de los dueños de la casa (ametller en catalán significa almendro).  Curiosamente es ahora, en marzo, cuando los almendros están en flor...

En 1916, el Ayuntamiento de Barcelona decidió poner orden en la pavimentación de las calles y sacó a concurso público cinco modelos de baldosa (hoy en día existen alrededor de veinte diferentes por toda la ciudad), y entre ellos, el ganador fue ese diseño de flor presentado por la empresa Escofet Tejera y Cía, una empresa que había cambiado la fabricación artesanal de las baldosas por un método importado para fabricarlas en serie, y que consistía en hacerlas con cemento, arena y agua en una prensa hidráulica. De esa manera, abarataron costes y consiguieron un producto mucho más resistente, adaptable, fácil de sustituir y de limpiar, y algo muy importante, antideslizante.  Estas pequeñas baldosas de 20x20cm y 4cm de grosor se convirtieron en toda una revolución arquitectónica.

La empresa Escofet Tejera y Cía se convirtió en la gran suministradora de estos pavimentos para las edificaciones modernistas, y el "panot de flor" es hoy día el icono que marca la Ruta Modernista por el centro de Barcelona.  Se ha hecho tan popular y tan conocido en todas partes que, según fuentes del ayuntamiento, se gastan un pastón cada año en reponer los que se estropean y los que ¡¡roban!!, cosa que no es de extrañar tampoco, porque los que venden en las tiendas de souvenirs (del mismo tamaño y peso que los auténticos) rondan los 30 euros la pieza, así que, como se suele decir, "tiene que haber gente para todo"...


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Como dato curioso, y que no se me ofenda nadie de Bilbao, se supone (no está del todo confirmado) que la "rosa de Barcelona" es la precursora o inspiración de la "baldosa de Bilbao", por su semejanza en el diseño y porque la barcelonesa es más antigua, aunque a la vasca le hicieron algunas mejoras en el diseño, como los canales de desagüe que salen de la flor (dado que el clima en Bizkaia es mucho más húmedo y lluvioso que en Barcelona, y necesitaban mejorar el drenaje del pavimento de la capital) y el tamaño (30x30cm), con lo que ha terminado por tener un diseño característico y totalmente personalizado que también es conocido en todo el mundo.

A mí, como a cualquier barcelonés o barcelonesa que se encuentre lejos de su ciudad, ver el diseño impreso de estas baldosas en cualquier sitio me trae, instantáneamente, recuerdos de todos los años vividos allí (la de veces que he pisado yo esas baldosas calle arriba, calle abajo, yendo a estudiar, a trabajar, de compras, a la disco...jajajaja).  En fin, que, como los millones de personas que se pasean por el centro de Barcelona todos los días, he contemplado muchas veces el diseño de estas baldosas y las asocio inmediatamente a la vida cultural y lúdica de esta ciudad.


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Es por eso que enseguida pensé en que tenía que conseguir comprar esa tela y usarla para hacerme un bolso (sí, he dicho hacerme un bolso, yo, para mí, o es que esto va a ser como "en casa del herrero, cuchillo de palo", que yo me tenga que quedar siempre la última...de eso, nada), sobre todo porque, siempre que vuelvo de visita a Barcelona, me vengo con las ganas de haber comprado algún souvenir con este diseño (como cualquier guiri, vaya), y eso que no será porque no hay donde elegir, porque venden camisetas. bolsos, joyería, porcelana, papelería...hasta chocolate (obviamente, el dibujo se presta a ello),  más que nada por llevar algo significativo de mi ciudad alguna vez.  Y aquí vi la ocasión clara...

Como expliqué al principio, no es realmente una tela al uso, ni tampoco un hule de plástico: es una tela resinada, es decir, una especie de loneta a la que han aplicado un tratamiento para que resulte impermeable y más resistente a las manchas y al uso que cualquier tela convencional.  Y se puede coser como cualquier tejido normal, sin dejar marcas ni agujeros, como ocurriría con el plástico.  Vamos, que tiene las ventajas de la tela y del plástico a la vez, y encima, un diseño que moooola un montón.  Así que no me lo pensé y aquí tenéis mi bolso plastificado con diseño del "panot de flor" (con su monedero a conjunto, que me salió del mismo ancho de la tela, toma ya...), y que es como llevar colgado del hombro un trocito de las aceras de Barcelona, pero ¡con mucho menos peso! jajajaja.  Eso sí, con un forro de lunares, porque yo...ya sabéis que tengo el "corazón partío"...


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Y así es como se ha convertido en una edición limitada de Cá la Fina, porque no sé si volverá a estar disponible o cuándo lo estará.  Por eso, si te has encaprichado como yo de este diseño, no tardes mucho en enviarme un correo para reservarlo, porque hay muy pocos...  Y si queréis saber más o buscar más información sobre estas baldosas, vaya, que si os ha parecido poco lo que os he contado, podéis encontrar más contenidos en la Wikipedia, Viajes en la mochila, La meva Barcelona, El bicho curioso y Bilbao Architecture Routes.

Y hasta aquí el post de hoy, que ahora tardo un poco más en escribir, pero cuando me pongo, me pongo, ¿eh? Muchas gracias por hacerme la visita y aguantar el rollo de hoy, más pesado que un ladrillo, nunca mejor dicho!   Espero que os haya gustado el bolso y la historia que tiene detrás, y que si sois de Barcelona, como yo, hayáis sentido ese pellizquito en el corazón.  No sé a vosotr@s, pero a mí, Barcelona me inspira... Un millón de besos!!   Chao!

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