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18/1/17

Con la mochila a cuestas


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Hola, Finuc@s!

¿Me creeríais si os digo que, no hemos acabado aún enero, y ya he mandado al traste la mitad de mis propósitos para este año?  No quisiera parecer pesimista, porque no lo soy en absoluto, pero sólo os diré que estoy escribiendo este post minutos antes de publicarlo, cuando una de las cosas que pensaba cumplir a rajatabla en 2017 era la de prepararlos con tiempo, y programarlos, y ser previsora...  Iba a decir un taco, pero me voy a cortar.  ¿Sabéis lo que me apetece ahora mismo?  Coger una mochila e irme de viaje a cualquiera de esos sitios a los que también me he propuesto viajar.  A ver si eso lo consigo.  O tampoco...?



Es la historia de mi vida: soy tan ansias, quiero llegar a tantas cosas, que al final no llego ni a la mitad, y cuando lo hago voy axfisiaíta perdía...  Ya lo dice el refrán, "quien mucho abarca, poco aprieta", y es más verdad que qué.  Tengo la cabeza y la mesa llena de proyectos y encargos nuevos que tengo que empezar ya sí o sí, y todavía me entretengo en otras cosas que pueden esperar, pero para mí no, claro.  Soy ansiosa, no lo puedo evitar.  Hoy tendría que tener el post listo desde el lunes por lo menos, y se me ha ido la pinza con un montón de historias que, sí, me ilusionan y me ponen las pilas, pero me consumen mucho tiempo también.  Y no explico más porque son sorpresas, y a ver si con el ansia voy a adelantar acontecimientos y largar antes de tiempo.  Así que no insistáis más, no me preguntéis porque todavía no puedo soltar prenda.


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Para evitar tentaciones, os contaré cosas de todas estas prendas que estáis viendo hoy en las fotos del post, y que eso sí lo puedo soltar ya porque han sido regalos de estas pasadas navidades y ya no hay secreto que guardar.  Os decía al principio que lo que me gustaría, cuando me veo muy agobiada como ahora (otra vez) es salir corriendo con una mochila e irme de viaje por ahí.  Qué chulo, ¿no?  Las mochilas tipo saco son unos bolsos muy apañados a la hora de ir a cualquier sitio, porque tienen capacidad suficiente para meter en ellas cuatro cosas necesarias y se llevan cómodamente colgadas en la espalda, dejándote las manos libres.  Por eso tendrán tanto éxito entre la juventud, y hablo por mis hijos, que siempre van con una a cualquier sitio.  Y por eso, al llegar las fechas de los regalos de navidad, se me ocurrió que sería una buena idea para regalar a mis sobrinas, que ya tienen una edad en la que no sabes muy bien con qué regalo acertar.  Pues una mochila nunca está de más.  Y si es personalizada, no hay más que hablar.


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Para la mayor, Sara, pensé en una mochila de tela de camuflaje, con eso de que el estilo militar está tan de moda últimamente.  Seré sincera: no es que lo pensara, es que tenía a mi hija taladrándome la cabeza todos los días con "qué tela tan chula, cómo me gusta, ¿por qué no me haces una mochila? ¿y yo por qué no tengo nunca una?...bla, bla, bla...bla, bla, bla..." (es que Judit habla hasta por los codos, ¿a quién habrá salido...?).  Por eso hice una para su prima y, a escondidas, le hice otra mochila personalizada para ella, cada una con sus iniciales, para que fuese una sorpresa.  De hecho, la tela es tan propia que las letras de las iniciales se camuflan perfectamente...

Y para las pequeñas (que tampoco lo son tanto, doce y diez años) decidí estrenar estas telas de mandalas y flower power, para darle a las mochilas de Nora y Aina un estilo más hippie, más desenfadado y colorido.  He de decir que las mochilas fueron un éxito, no sé si porque les gustó la tela y el detalle de las iniciales, o porque iban rellenas de otros pequeños regalitos, con lo que iban de sorpresa en sorpresa.


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Y este conjunto London, con el que he abierto el post y lo cierro ahora, ha sido otro encargo que me hicieron para Dania, otro miembro cercano a la familia, que ha recibido todo un regalazo: para celebrar su mayoría de edad,  este año va a viajar junto a su pareja, Oriol, a Londres!!!  Imaginaros la ilusión que tienen los dos por hacer ese viaje juntos y solos por primera vez.  Aaaayyy, el amor...  Así que me encargaron un detalle para ella, y qué mejor que este conjunto de neceser y funda para el móvil o las gafas (ya sabéis que sirve para cualquiera de las dos cosas), que puede acompañarle en el viaje y recordárselo después cada vez que lo use.  Ha sido una gran idea, no me diréis que no...

Pues esto es lo que ha dado de sí este post improvisado entre tarea y tarea, entre sorpresa y sorpresa en plena ebullición, que estoy ya como una olla exprés!  Y no insistáis, que no voy a decir ni mú, que estoy muy ocupada planeando para que todo salga perfecto, y si adelanto cosas, se fastidia el factor sorpresa.  Así que sed pacientes como yo, y esperad un poquito, que en nada lo sabréis.  Yo os diría algo...pero, no, no lo voy a decir.  ¡Cremallera en boca!

Voy a seguir con la tarea, que ahora que he cogido carrerilla, hasta escribiría ahora mismito el post de la semana que viene, pero, ¿para qué?  Pudiéndolo hacer en el último momento, con un montón de prisa?  Si es que me va la marcha... y a vosotr@s seguro que también.  Muchos besos to everybody  in the world (se me ha pegado lo del London) y hasta la semana que viene.  I love you too much!!! Chao!


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