Hola, Finuc@s!
No os echéis las manos a la cabeza pensando en qué historia se me puede haber ocurrido para contar en el post de hoy, porque voy a dar un salto que no tiene nada que ver con los anteriores. Hoy el tema vuelve a ser Asturias y dos de sus iconos más representativos: las madreñas y la montera picona. Y os preguntaréis ¿por qué? Pues porque tengo unas amigas-clientas a las que se les ocurre meterme en cada embolao...
Sí, no te rías, tú, Mayte, que la cosa va por ti. Mayte es una de esas buenas amistades que he hecho a través de la blogosfera, que un día descubrió mi blog y mi costura y desde entonces, como dice ella, me convertí en su diseñadora de cabecera... Eso quiere decir que cuando se le ocurre alguna locura piensa "ya está, esto se lo encargo a la Fina y ya verás como lo saca para delante..." Porque a Mayte no se le ocurre nada normalito, corriente, común. A ella le van las cosas originales, diferentes y que se distingan del resto, y parece que disfruta poniéndome en estos aprietos (y yo también, lo confieso).
Al principio mencioné que iba a dedicar este post de nuevo a Asturias, y es porque ya hubo otra ocasión en que, por mediación de Mayte también, os enseñé unos complementos inspirados en esta comunidad: fue un conjunto de neceser y joyero decorados con una muñequita vestida de asturiana que Mayte regaló una Navidad a su cuñada, y que pudísteis ver aquí, en el post "Asturias, patria querida" (es que, a veces, a original no me gana nadie...) Hablando de cuñada... no mejor lo dejo para otro día, porque lo de Mayte con su cuñada tiene tela marinera y se merece otro post.
A Mayte la relación con Asturias le viene por matrimonio (su marido es de allí, y por tanto su cuñada también) aunque ella es una granaína enamoradísima de su tierra, que por azares de la vida reside en Madrid, a medio camino entre las dos comunidades, la asturiana y la andaluza. Y buscando siempre ese equilibrio, a principios del verano se puso en contacto conmigo para hacerme un encargo para sus niños, algo que tuviese ese toque asturiano y que tocara el coranzocito del papá también. "Fina, me vas a hacer unas camisetas para mis niños, pero en vez de tacones flamencos, a la niña le vas a poner unas madreñas, y al niño, una montera picona. Tú ¿cómo lo ves?"
Que cómo lo veo dice... Pues a veces me veo como uno de los concursantes que se presentan a esos programas de concursos con pruebas imposibles, en las que saltan troncos, caen a a piscinas llenas de barro y cosas así, que digo a todo que sí antes de saber por dónde voy a salir!! Menos mal que esta vez el encargo no era demasiado difícil: a decir verdad, sólo se trataba de cambiar un estilo de zapato por otro, pero aún así, me documenté e intenté que el dibujo fuese lo más fiable y cercano al original.
Las madreñas son un tipo de calzado de madera (de ahí su etimología, que significa eso, "de madera"), hecho de una sola pieza, y que son estupendas para aislar los pies del frío y de la lluvia en zonas tan húmedas como Asturias. Sólo hay que darse un paseo por cualquier localidad rural asturiana para ver las madreñas colocadas a las puertas de las casas, preparadas para colocárselas en un plis plas en el momento que haya que salir a transitar los caminos y las caleyas de los pueblos.
Son muy típicas de las zonas rurales del Norte de España, como Asturias, Cantabria, Galicia, León y el País Vasco, y también han sido utilizadas como calzado de trabajo en el campo en lugares de Aragón y Cataluña. Para su fabricación, totalmente artesanal (por supuesto) se utilizan maderas de aliso, haya, nogal, a veces castaño, álamo y zagaltera, y si son para adorno, abedul, que al ser una madera más blanda admite mejor los adornos, pero no dura demasiado en las labores del campo.
Lo cierto es que, cuando las ves, piensas que no deben de ser nada cómodas, porque un calzado entero de madera... Pero lo que las hace más confortables es que se usan con otro calzado interior, normalmente unas zapatillas de estar por casa, de lana, de paño o de fieltro. Así, al salir de casa no hace falta descalzarse y perder el calor de los pies: simplemente te calzas las madreñas encima y ale, a recorrer monte, que no hay calzado más estable que éste, gracias a los tres puntos de apoyo que tiene, dos delante y uno detrás, y que a veces están reforzados incluso con tacos de goma, para mayor seguridad en todo tipo de terreno.
Con la montera picona seguí el mismo proceso: documentación y más documentación, para saber de qué se trataba y cómo podía plasmarla en el papel y luego en la camiseta. Tengo que confesar que tampoco fue una tarea demasiado difícil, porque al tratarse de un sombrero de líneas sencillas no me dio muchos quebraderos de cabeza, nunca mejor dicho.
Resulta que la montera picona es el sombrero tradicional asturiano, una pieza de lana de color oscuro que se caracteriza por tener dos picos doblados hacia arriba, uno más corto y otro más largo, y que, en un principio, usaron los pastores para defenderse del frío en la montaña, bajando las alas hacia abajo y abrochándolas con un botón que ahora sólo existe como adorno.
Normalmente eran de color bastante oscuro, casi siempre negras, pero también llegó a haberlas de color azul o pardo (marrón), y si son para lucirlas en las fiestas, junto con el traje típico asturiano o paxellu, entonces pueden ser incluso de terciopelo, y adornarlas con plumas y flores siemprevivas.
Según la tradición, antiguamente, los mozos que iban a servir al Rey (conocidos como quintos), desde el mismo momento en el que entraban en sorteo para conseguir el destino comenzaban a lucir en el ala de su montera picona una escarapela. Hoy en día es la pieza más destacada del atuendo de las bandas de gaiteros, que las lucen en todo tipo de actos folklóricos e institucionales, como en los recientes premios Princesa de Asturias en Oviedo.
Toda esta información y muchas más cosas sobre las madreñas la podéis encontrar en El rincón cunqueiro y en Descubre Somiedo, y sobre la montera picona en El camino real y en Leyendes asturianes.
Espero, sinceramente, que la próxima idea que se le ocurra a Mayte sea más sencillita o, por lo menos, que no tenga que estrujarme el coco demasiado (aunque no viene mal enterarse de estas curiosidades, a mí en el fondo me gusta, será que me va la marcha!) Aunque no sé para qué digo nada, porque ya sé de qué va la próxima idea, y sólo estoy esperando vía libre para poder enseñarla por aquí y que os quedéis tan desencajad@s como yo... Alguna pista os he ido soltando por las redes, pero hasta que no la veáis al completo no váis a dar crédito, palabra...
Hasta aquí el post de esta semana, con homenaje asturiano incluído. Ojalá os haya gustado y no os empecéis a creer que esto, más que costura, es el "Libro Gordo de Petete", porque no... pero al menos os tengo entretenid@s un ratillo! Ya empiezo a pensar en el de la semana que viene, a ver qué puedo hilar...
Muchos besos para todo el mundo, y muchas gracias por pasaros a hacerme la visita, que os lo digo siempre, pero es que es verdad: me hace muchísima ilusión! Se os quiere mucho! Chao!